El secreto del melocotón de Calanda
Cuando el verano está llegando a su fin, es el momento de la recolección del Melocotón de Calanda, la fruta de hueso más tardía de Aragón. Existen más de 2.000 variedades de melocotón en todo el mundo y pocos han conseguido la fama y la calidad de la Denominación de Origen de Calanda, cuyo cultivo abarca varios municipios de Zaragoza y Teruel, pertenecientes al Bajo Aragón Histórico.
El Melocotón de Calanda D.O. es una fruta caracterizada por su intenso sabor con grandes beneficios para nuestra salud como su alto contenido en fibra, agua y vitaminas. ¿Quieres conocer el verdadero secreto que lo hace único? ¡En Club Aragón Sabor te lo contamos!
Son cinco las cualidades que lo definen: su dulce sabor, su carnosa textura, un aroma muy especial, y su color amarillo que no pasa desapercibido y su diámetro es superior a los 73 mm.
Para muchos es el mejor melocotón del mundo y no vamos allevar la contraria a dicha opinión: estamos ante una fruta de una calidad excepcional, capaz de conquitar a los paladares más exigentes.
Su cultivo se ha ido perfeccionando a lo largo de los años y desde mitad del siglo XX su producción se intensificó con la industrialización del campo y el inicio del embolsado.
Y ya te lo acabamos de desvelar, el verdadero secreto del sabor, el aroma, la textura, el tamaño y el color del melocotón de Calanda ¡es el embolsado!
Se trata de una técnica de cultivo que consiste en colocar una bolsa de papel para proteger el fruto mientras está madurando en el árbol.
Embolsar los melocotones de Calanda es una ardua tarea ya que se embolsan a mano, uno por uno, además la recolección suele coincidir en los meses de calor, lo que lo convierte en un trabajo más duro todavía.
Gracias a esta técnica conseguimos que el melocotón madure de forma uniforme y natural, y adquiera ese característico color amarillo, esa textura aterciopelada y ese sabor y aroma únicos.
El origen del embolsado se remonta a principios del siglo XX cuando los agricultores calandinos tuvieron que enfrentarse a una plaga protagonizada por la mosca mediterránea que arruinaba las cosechas. la cosecha e impedía la expansión del cultivo.
Fueron los hermanos Juan y Francisco Celma, fruteros calandinos que, cansados de ver las graves pérdidas de cosecha ante la plaga, decidieron recurrir a esta técnica que se usaba en tierras valencianas.
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