El comercio de proximidad se reivindica en los últimos años con fuerza como una forma de consumo sostenible, amable y beneficiosa. En el siguiente artículo le detallamos las principales ventajas de acudir con frecuencia a su tienda de barrio.
El paradigma del consumo ha cambiado. La irrupción de las grandes superficies supuso el desarrollo de una nueva forma de consumir, más vinculada a grandes marcas y a innumerables opciones situadas todas en un mismo escenario físico.
La era de internet supuso un vuelco definitivo a la forma tradicional de comprar. Las compras online, el fenómeno de los grandes centros comerciales virtuales o Marketplace o la irrupción de nuevos escenarios digitales como el metaverso evidencian la transformación de los hábitos de las personas consumidoras.
Frente a este escenario, cada vez se reivindica más el comercio de proximidad, la práctica tradicional de acudir a los establecimientos situados en el entorno más próximo, en nuestro barrio o en las calles comerciales de nuestra ciudad.
Las administraciones públicas tratan de potenciar cada vez más el comercio de proximidad, por tratarse de una herramienta que favorece la economía local, la sostenibilidad y el medio ambiente.
Otras prácticas
El comercio de proximidad está relacionado con otro tipo de prácticas sostenibles que también permiten mejorar la calidad de las relaciones que las personas consumidoras establecemos con el entorno.
Una de estas prácticas es el reciclaje, ya que, mediante el empleo correcto de los contenedores de residuos, evitamos llenar los vertederos y la extracción de nuevas materias primas, reduciendo el gasto energético. Por ello, es importante que sepamos cómo reciclar de forma adecuada cada uno de los productos que consumimos habitualmente en el hogar.
Otra práctica relacionada con este consumo responsable es la de reutilizar, ya que, en una sociedad de consumo acelerado, de usar y tirar, el concepto de la reutilización se está imponiendo como una tendencia creciente en torno a la sostenibilidad ambiental. Alargar la vida de los productos que consumimos, darles una segunda utilidad o recurrir a la compraventa de segunda mano, son acciones dirigidas a lograr un menor impacto en el medio ambiente.
Tener presente el consumo sostenible cuando estamos ejerciendo la acción de compra es también un factor determinante para ayudar con nuestro comportamiento al cuidado del entorno. Revisar los etiquetados, comprobar que los productos no recurren a elementos que degradan el planeta o elegir marcas que demuestran su responsabilidad ambiental son prácticas que están adoptando los consumidores críticos.
En este contexto, están surgiendo perfiles especialmente concienciados con esta responsabilidad como es el caso de los consumidores de productos ecológicos o los seguidores del comercio justo.